Los presupuestos municipales fueron aprobados el pasado 18 de diciembre con más pena que gloria. No era para menos. Son unos presupuestos sin alma, llenos de buenas intenciones pero incapaces de hacer vislumbrar un proyecto de futuro para la Garriga.
Tengo la sensación compartida con más vecinos que nuestro pueblo languidece y mira con nostalgia tiempos mejores cuando el termalismo y nuestros tranquilos parajes eran deseados por la burguesía barcelonesa que venía a la Garriga a descansar y de paso enriquecía arquitectónicamente buena parte de nuestro municipio. Observamos con cierta resignación como la industria del mueble, que junto al citado termalismo y la SATI eran auténticos motores económicos que ponían y situaban a la Garriga en el mapa, pasan ahora la peor de sus crisis. En efecto, apenas sobrevive una pequeñísima parte de esa industria ligada a la madera, solo nos queda un balneario lleno de deudas, con un reciente ERO y un incierto futuro y de SATI podemos decir que tres cuartos de lo mismo. Incluso otro famoso clásico garriguense como nuestro cine Alhambra parecía que iba a correr el mismo destino que los tres ejemplos anteriores e iba a desaparecer. Afortunadamente, las noticias últimas nos dicen que no será así. Gran alivio.
Como decía, aquellos grandes símbolos gracias a los cuales muchos conocían y conocimos la Garriga ya no están o empiezan a tener rango de testimoniales. Solo nos queda la butifarra y el Corpus… ¡y que duren! En su lugar, a nuestro municipio se le identifica ahora por tener lo que yo llamo la ISO-9001 independentista. Salimos en los medios de comunicación y somos “famosos” por utilizar la fachada de la “Casa de Todos” (el Ayuntamiento) para poner la bandera más grande del universo conocido que representa a unos cuantos, por decorar una rotonda con esa misma bandera a cargo del erario público o por poner placas anunciando que el pueblo es una cosa que no es, pues la opinión no es unánime ya que no todos somos independentistas. A algunos de mis conciudadanos esta política de marcar paquete soberanista les hace feliz o por lo menos les proporciona un dulce placebo que les retrae de la dura vida cotidiana. Lo respeto pero permítanme no compartirlo. Mientras los días pasan algunos vecinos echamos en falta conocer qué proyecto tiene este equipo de gobierno para los próximos diez años. Los buenos políticos no son aquellos que gobiernan pensando en las siguientes elecciones sino pensando en el bienestar de sus conciudadanos a una generación vista mínimo. Echamos en falta qué quiere CIU+Acord que sea la Garriga en el primer cuarto del siglo XXI como lo echamos en falta en el equipo de gobierno anterior. Buscamos y no encontramos cuál será el nuevo estandarte por el cual nos conocerán en toda Cataluña y que pase por cosas que nos hagan sentirnos orgullosos de “marcar paquete” porque nos den valor añadido: una industria, un sector de servicios determinado… No hay nada salvo “parole, parole parole”. Solo hay presupuestos para ir quemando el año e ir tapando agujeros. Todo ello mientras en los plenos escuchamos al gobierno municipal jactarse de que la Garriga se encuentra muy bonita. El ciego triunfalismo de estar en el poder.
Símbolo de esta política poco imaginativa son los planes de ocupación local. Los planes de ocupación local no son otra cosa que lo más parecido al Plan E de Zapatero: gastar el dinero público en dar trabajo temporal a nuestros conciudadanos cual si fuera una ETT y así maquillar temporalmente las cifras del paro local que desde que gobiernan CIU+Acord han aumentado
cerca del 17 % incluso llegando en noviembre del 2013 al 20 % de aumento. Normal que el PSC también los apoye con tanto entusiasmo viendo el que fuera primer ideólogo del proyecto. Yo no creo en este modelo. No creo porque es pan para hoy y hambre para mañana. Cierto que alivia a unas cuantas familias que padecen la falta de ingresos producto de una crisis larga y tenaz, pero estos planes de empleo deberían ir acompañados de una fuerte inversión en atracción de inversiones. No es un juego de palabras, es la realidad de los hechos. Sin inversiones en nuestro pueblo ya sea por la vía de ayudar a los emprendedores que tengan buenas ideas de negocio, ya sea vía instalación de nuevas industrias en nuestro municipio, no lograremos generar empleo largo y estable, que es realmente lo que necesitamos. Esas partidas en el último presupuesto son del todo insuficientes.
Pero para ello hay que seducir y nuestro gobierno municipal carece de dotes para esa seducción a la vista del abandono que presentan, por ejemplo, nuestros polígonos industriales. Difícilmente algún inversor va escoger la Garriga si no favorecemos su instalación aquí compitiendo con municipios de nuestro alrededor. Para ello no solo son útiles incentivos fiscales que se adecúen dentro de la ley (no necesitamos un Eurovegas con sus leyes ad hoc) sino que además, nuestras zonas industriales deben estar en “perfecto estado de revista”. Hoy eso no es así. Los asfaltos, accesos e instalaciones de los polígonos de Congost, Ca n’Illa o Can Met Sidro son francamente mejorables. Mención aparte merece el “polígono fantasma” de Can Terrers del que todos los grupos municipales lamentan su sobredimensión pero sorprendentemente ninguno aporta ideas. Normal, se es cortoplacista con los “planes LG” (no los electrodomésticos, la emulación del E de ZP que cité con anterioridad) y se obvia el apoyo a inversores y emprendedores que quieran utilizarlo.
Les pongo un ejemplo práctico de esa incapacidad del equipo municipal para atraer inversiones. Miren, el Sr. Oliveras de SI y yo, en el campo del soberanismo podemos estar en las antípodas, pero le reconozco y apoyo en una cosa y así lo hice en el pasado Pleno Municipal: tiene una idea de inversión (hacer un aparcamiento para autocaravanas en la Garriga) y pide que el Ayuntamiento explore las posibilidades de llevarla a cabo. Lo hizo una vez más en el último Plenario. La respuesta de la alcaldesa es la misma que le ha dado siempre: buenas palabras y ninguna acción salvo manifestarle que el Ayuntamiento no puede acometer esa inversión. Cierto, el Ayuntamiento no la puede acometer pero lo mínimo que puede hacer es, como en otros casos, ser un facilitador que busque empresas interesadas en un proyecto como este y estudie su viabilidad para luego decidir si se lleva a cabo o no. Este caso lo podemos extrapolar a cualquier otra buena idea de inversión en nuestro municipio. La instalación en nuestra localidad de nuevos negocios generaría trabajo estable, tejido empresarial, ayudaría a las arcas municipales… beneficios. Ese aumento de ingresos ayudaría a acometer con más solvencia proyectos que van con años de retraso: la transformación de Can Luna en equipamientos municipales de calidad para usufructo de la ciudadanía y su tejido asociativo, la nueva construcción de la comisaría de la Guardia Urbana (que una ciudad de 15.000 habitantes tenga la comisaría de Policía Municipal que tenemos es poco menos que vergonzoso), la mejora de los accesos al pueblo, al centro, el acondicionamiento y la mejora de la iluminación de las calles…
Resumiendo: mientras hemos perdido los principales estandartes económicos con los que se identificaban a la Garriga el actual gobierno municipal que dirige la Sra. Budó parchea la
situación con unos presupuestos demasiado previsibles ya que carece de una idea clara de modelo de pueblo. Carece de un plan estratégico a varios años. No es exclusiva de este gobierno de CIU+Acord ya que los inmediatamente anteriores adolecían de lo mismo. En consecuencia, hacen falta políticas que atraigan inversiones al municipio y de las cuales nos beneficiemos todos. Hace falta desarrollar la Garriga del siglo XXI y no mirar tanto a la del siglo XVIII. Mi partido y yo nos comprometemos a colaborar con quien piense de manera similar en esa dirección pues ahí radicará el auténtico buen futuro de la Garriga. ¿Qué tal si comenzamos por sustituir las mociones de carácter soberanista de cada Pleno Municipal por mociones en tono constructivo y positivo que aporten ideas en la línea de lo que expongo?
Ángel Guillén, portavoz C’s La Garriga.